El problema que relaciona los caramelos y las caries no es el azúcar en sí, sino las bacterias que todos tenemos en la boca (‘peques’ incluidos), y que generan una serie de ácidos al entrar en contacto con el azúcar, que son los que atacan el esmalte de los dientes.

Este ‘ataque’ tiene lugar en los 20 minutos posteriores a la ingesta de ‘chuches’, y es el tiempo con el que contamos para recordar a los niños que tienen que lavarse los dientes después de cada comida, muy especialmente si toman algún alimento con azúcar.

Es importante tener en cuenta que no sólo los caramelos de siempre entran en esta categoría: en fiestas infantiles también se consumen snacks, galletas, refrescos y chocolate, todos ellos azucarados. Por eso, si los niños van a tomar dulces, es mejor que lo hagan en porciones pequeñas y de una única vez, para poder controlar la ingesta y el cepillado de dientes.