Seguramente te cepilles todos los días y cuides tus dientes con esmero, pero podrías estar cometiendo algunos errores que opacan los resultados. Aquí te contamos cuáles son y te ayudamos a corregirlos.

* Frecuencia incorrecta. Cepillarse los dientes solo al levantarse y antes de ir a dormir no es suficiente. Es aconsejable hacerlo después de las comidas, como mínimo después de almorzar. ¿Por qué? Para asegurarte de que estás eliminando restos de comida que pueden convertirse en el alimento de las bacterias de tu boca.

* No cepillar todas las caras de los dientes. Un cepillado correcto incluye las tres caras de tus dientes. Nunca te limites a las caras visibles y procura cepillar las interiores, con el mismo cuidado con el que cepillas las frontales.

* Descuidar la lengua. Tan importante como cepillar tus dientes es cuidar tu lengua. Cepíllala suavemente para arrastrar comida y bacterias que, de otro modo, quedarían en tu boca a lo largo del día.

* Cepillado demasiado vigoroso. En materia de cepillado, más vale maña que fuerza. Si lo haces con movimientos bruscos y enérgicos, no solo no estarás limpiando mejor, sino que podrías lastimar tus encías, producir sangrados y debilitarlas.

* Un cepillo viejo o inadecuado. ¿Reemplazas tu cepillo cada tres meses? Si no lo haces, es probable que el que estés usando ya no logre arrastrar restos de comida ni bacterias. Elige uno de cerdas suaves, que no te lastimen, y cámbialo por uno nuevo periódicamente.