De hecho, un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Odontología de la Universidad de Louisville (EE.UU.) confirma lo que hace ya mucho tiempo que se venía sospechando: que el tabaco se asocia con la formación de biofilms bacterianos en múltiples partes del cuerpo, incluidas las piezas dentales. O dicho de otro modo, que fumar promueve la formación de la placa dental.
Como explica David A. Scott, director de esta investigación publicada en la revista «Tobacco Induced Diseases», «una vez un patógeno se establece en el biofilm, su erradicación puede resultar muy difícil. Y es que los biofilms ofrecen una barrera física frente a la respuesta inmune del huésped, pueden ser completamente impermeables a los antibióticos y pueden actuar como un reservorio para infecciones persistentes».
Pero, exactamente, ¿qué es un biofilm o una biopelícula bacteriana? Pues, simple y llanamente, un ecosistema en el que habitan un o varias especies de bacterias adheridas a una superficie, en este caso concreto, a las piezas dentales.